lunes, 13 de julio de 2009

1º. LA VÍA LÁCTEA

En este mundo moderno del móvil y del GPS, de internet, de televisión digital y de innumerables artilugios técnicos, ¿puede echarse a andar por un camino igual que lo han hecho otros muchos antes, haciendo uso solamente de nuestras características humanas?
A lo largo de cientos de años, peregrinos de toda Europa han recorrido un camino, unas veces por fé, otras por promesas personales o por motivos que sólo ellos conocían. Y para recorrer ese camino era necesario hacerlo mirando al cielo. Pero no únicamente al cielo espiritual, sino al cielo de la noche.En ese cielo ha estado siempre reflejado el camino que había que seguir: el camino de la Vía Láctea, el Camino que lleva a Santiago de Compostela.
Llevaba mucho tiempo queriendo hacer mi camino y por fín encontré tiempo para ello. Lo estuve preparando durante cuatro o cinco meses, con la meticulosidad que pude: leyendo crónicas de peregrinos, información sobre alojamientos, horarios de autobuses, lugares a visitar, etc. Pero casi todo aquello que preparé fué trabajo en balde, porque realmente lo importante del Camino, lo que te deja huella, es aquello que no se conoce, que se va haciendo cuando pasas, como decía Machado: caminante no hay camino, se hace camino al andar.

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